Sofia Cornaglia, integrante de la cooperativa La Mesa Textil, cuenta sobre el trabajo que llevan adelante y su lucha por una industria textil sustentable y ética.
En los últimos años ha tomado mayor relevancia la moda sustentable. A partir de la idea de lograr una industria más comprometida con el medio ambiente surgieron diversas propuestas desde el sector textil para lograr un cambio en el mundo de la moda. La Mesa Textil es una cooperativa de la Provincia de Córdoba que quiere que la industria crezca. Por eso crearon esta mesa provincial con el objetivo de tratar las necesidades del sector y buscar soluciones. Además consideran fundamental promover nuevas alternativas que permitan generar más y mejor empleo, realizando capacitaciones continuas para mejorar los estándares de calidad.
La Mesa Textil es una cooperativa que tiene su matrícula jurídica desde fines del 2022, lo que permitió a quienes trabajan en ella acceder a contactos y posibilidades de financiamiento, acceso a capacitaciones y a redes de trabajo cooperativo. Sofia Cornaglia es la Presidente de la Asociación Civil La Mesa Textil, que sostiene un activismo ético para lograr un cambio en toda la cadena de producción y consumo de la industria textil.
“¿Cómo es la forma de trabajo de la cooperativa y qué acciones llevan a cabo?”
-En la cooperativa aspiramos a no sólo gestionar, administrar y planificar lo productivo vinculado a la producción de indumentaria (ropa de trabajo, accesorios, tejidos, accesorios para el hogar, cortinados, alfombrados con técnicas contemporáneas o clásicas) sino también a una moda ética y justa. Justa con las personas que trabajan, con la utilización de los recursos y del ambiente natural. Tratamos de trabajar en el tipo de economías naranjas y de la innovación creativa en diseño, técnicas y tecnologías. También participamos y aspiramos a ser proveedoras de educación, de capacitación y de formación específica en el rubro. La industria de la moda se maneja por temporadas y por año hay diez, doce, quince o veinte temporadas cuando en otras épocas había otoño-invierno y primavera-verano. Esto lleva a un consumo excesivo de ropa por parte de los ciudadanos y por ende hay una grandísima demanda de producción. Aún así muchísima de la indumentaria que consumimos y que circula en Argentina es importada, bajo producción precarizada y nosotras promovemos la formación de nuestras compañeras y la capacitación para acceder a mejores trabajos y a mejores ingresos económicos para que formen parte de una economía popular, social, solidaria y circular. Además del esquema de capacitaciones, también promovemos y participamos de eventos culturales, desfiles, charlas y exposiciones. Promocionamos muchísimo un movimiento que se llama Fashion Revolution que habla de la moda ética y responsable, preguntando en la industria quiénes son los que están detrás de la producción de indumentaria. Todo nuestro trabajo está sustentado en la conformación de alianzas de valor (incluídos organismos públicos y privados, académicos, nacionales, provinciales, municipales, proveedores de materia prima, etc), que hacen que este esquema de trabajo sea asociativo y participativo en el que se valora lo que cada persona sabe hacer y se acompaña en el crecimiento y la capacitación. Es una manera sumamente solidaria y empática de trabajo.
“¿Cuál es el rol del Estado? ¿El Estado acompaña a la cooperativa?”
-El rol del Estado en relación con las cooperativas es en principio de control y de regulación estatal. Nosotras para ser cooperativa nos tuvimos que inscribir, tener una matrícula y cumplir con procedimientos jurídicos, legales, administrativos, técnicos y contables para funcionar regularmente como una cooperativa de trabajo registrada. El Estado nos acompaña, en principio, habilitando varios programas de fomento, apoyo o fortalecimiento por medio de créditos o aportes no reintegrables a los que podemos acceder cuando se presentan proyectos productivos o de trabajos. El INAE es el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social que regula, controla y ampara a las cooperativas y a las mutuales. También tenemos nuestras obligaciones impositivas que a veces representan ciertas dificultades; porque llenar un libro de actas, un libro de asambleas, sentarse a escribir, a tomar registro o a tomar nota lleva tiempo y ciertas habilidades de gestión y administración que no todas las cooperativas tienen. Lo mismo con la liquidación de impuestos, balances anuales, IVA, ingresos brutos, etc. Hay facilidades y también hay trabas.
“Dentro de las acciones que realizan apuestan fuertemente por la moda sustentable. ¿Cómo es llevar a cabo esta iniciativa en la Ciudad de Córdoba?”
-Nosotras en principio acompañamos todo el movimiento de la economía circular en Córdoba. Hay varios entes, organismos, asociaciones civiles y fundaciones que trabajan en el marco de la economía circular. Tenemos, por ejemplo, el Centro Verde Telas del Córdoba Obras y Servicios (COyS) que es un espacio de capacitación, de acopio y recepción de prendas fuera de uso o descarte textil de la producción industrial o artesanal en el que nos encontramos compañeras del rubro para proveernos de material, entregar o realizar intervenciones de prendas fuera de uso, antiguas, vintage o de segunda mano. Promovemos formas de uso más responsables de la indumentaria, principalmente a través de la capacitación.
La Mesa Textil se conformó, en principio, como un grupo de trabajo abierto, apartidario, democrático, de unión espontánea y libre y ahora estamos consolidando la conformación de una asociación civil que tiene el mismo nombre. En este espacio, en el que somos unas 100 mujeres, hay muchas personas que forman parte de la economía popular, que viven en barrios y que toda su vida han estado con el pie al frente de la máquina, cuidando a sus hijes, a sus adultos mayores, acompañando a la familia; y a través de encuentros, seminarios y desfiles ayudamos a que ellas conozcan nuevas alternativas sobre economía circular y moda sustentable.
“¿Consideras que la nueva tendencia social de consumo de moda sustentable va en aumento o aún falta camino por recorrer?”
-Sin dudas falta muchísimo. La palabra consumo es crucial. Yo vengo del campo del reciclado de residuos sólidos urbanos. Trabajo con cooperativas de reciclado y pasa lo mismo con el consumo de productos en general. La ropa es sólo una de las categorías de consumo y nos falta un montón para tomar conciencia y ser ciudadanas responsables y coherentes. Olas de calor, cambios climáticos, lluvias, sequías, pandemias… lo vemos pero todavía no entendemos que somos responsables de eso. Es obvio que todos los actores tienen que hacer su parte. Son espantosos los vertederos y basurales a cielo abierto. Es espantosa la contaminación que tenemos en nuestros ríos, lagos, cuencas subterráneas y en el aire. Falta mucha conciencia. Falta que sepamos qué hacer con nuestros residuos y que haya un nivel de organización macro que nos permita gestionar nuestros residuos con más naturalidad. Pero también creo que se va a volver una cuestión ineludible en unos años: no nos va a quedar otra que empezar a tomar acción.
“¿Cómo responden los usuarios y las marcas a las diversas propuestas de moda sustentable? ¿cómo se adaptan, particularmente, las marcas a esto?”
-En relación con esto hay un montón de greenwashing. Hay muchísimas marcas de fast fashion tanto nacionales como importadas (por ejemplo Zara) que dicen que tienen líneas de ropa de algodón orgánico y no hay ni siquiera un 2 %. Nuestro fuerte es que tenemos la posibilidad de demostrar y certificar a nuestro pequeño círculo de consumidores de qué manera hacemos las cosas y que detrás de las prendas hay trabajo justo, recuperación textil, diseño e innovación. Hay propuestas que son reales y otras que no. Hay personas que se compran el verso de las grandes marcas y con eso se quedan tranquilos o creen que están haciendo su parte. Si el ciudadano no está informado es porque tenemos que contárselo. El relato en primera persona siempre llega de manera muy hermosa al consumidor. A las marcas creo que les cuesta muchísimo adaptarse a hacer esa reconversión pero nos va a tocar revertir o al menos empezar a emparchar.
En principio hay que reducir el consumo para poder reutilizar y es allí donde comienza toda la propuesta de la moda slow, el upcycling, el reciclaje creativo o el patchwork. Hay muchísimas técnicas artesanales o industriales para reutilizar. La otra opción es reciclar que implica el paso por la industria. Por eso hay muchas cosas que se venden como recicladas cuando en realidad son reciclables.
“¿Cuáles son sus desafíos futuros?”
-Desafíos futuros tenemos miles. Uno es consolidar nuestra forma de trabajo como cooperativa y como unidad productiva del campo de la economía popular, social y solidaria. Además queremos consolidar la organización y el funcionamiento de esta asociación civil La Mesa Textil ya que estamos muy prontas a tener nuestro registro de la Inspección de Personas Jurídicas de Córdoba (IPJ). También nos encantaría poder constituir una federación de cooperativas textil. El desafío futuro también es que nuestras compañeras tengan cada vez más conciencia de sí mismas y de las otras y que sepan que vivimos en un mundo de recursos ilimitados para que cada una se pueda ir sumando de a poco al tren de la economía circular y la moda sustentable para que puedan gestionar su trabajo de manera justa. También queremos seguir formando y capacitando para construir un espacio de activismo y un semillero de habilidades vinculadas al oficio. Además, queremos gestionar información y tener estadísticas ya que esto nos permitirá ser más conscientes.
Me parece que es fundamental comunicarnos de manera asertiva, responsable y crítica porque hay muchos públicos y a cada uno hay que llegar con un mensaje particular, principalmente desde el llamado a la acción para que las personas puedan tomar conciencia y sepan que la moda sustentable no es una “moda”: queremos que esto sea algo permanente y que se convierta en una forma de vida.
